Desde ayer los centros comerciales a cielo abierto de Nazca y de Cuenca cobraron renovado impulso al abrirse los locales de ropa. Permanecieron cerrados durante más de 80 días y esto dejó un saldo de varios que ya no volverán a levantar sus persianas. Entre los que abrieron hay quienes la pasaron mal y otros que la pasaron peor

Una recorrida por la Avda. Nazca y la calle Cuenca en sus espacios comerciales permitió ver un paisaje esperanzador. Los locales de ropa, cerrados durante 80 días abrieron sus puertas. Dedicados ayer a hacer vidriera, ocuparon hoy sus tiempos en dar los últimos retoques de limpieza y estar listos para cumplir con el protocolo.
Todos los y las comerciantes consultadas estuvieron de acuerdo con el aislamiento social obligatorio y fueron también unánimes al asegurar que no comprendieron por qué hubo que esperar tanto tiempo para abrir sus puertas. Se trata de locales de barrio en los que rara vez se producen aglomeraciones. En general la afluencia de público en estos locales es moderada, intermitente, perfectamente controlable.
El panorama a la hora de levantar las persianas podría dividirse entre quienes no volverán, básicamente porque no han tenido la espalda para continuar con los gastos de alquiler o empleados o impuestos y servicios. O la suma de todo eso. En el recorrido son varios los que no volverán.

Entre los que levantaron la persiana las historias son también parecidas. Todos los comerciantes debieron adaptarse a la venta online, aunque esta no sustituya la caja de puertas abiertas. El resultado de esta nueva, para la mayoría, forma de comercializar es dispar, pero en todos los casos insuficiente para mantener un local.
Otra historia es el vínculo con los propietarios de locales. “Yo no tuve ni que hablarlo, aseguró la dueña de un local de ropa femenina de Nazca casi Jonte. Le fui depositando al propietario en la medida que podía y cuando volvamos a la facturación normal me pondré al día”. Esta actitud es una excepción.
Los testimonios mayoritarios muestran comerciantes dolidos por la incomprensión del propietario que no resignó nada, ni rebaja de alquiler ni flexibilidad en las fechas.
En estos dos primeros días la demanda es escasa. El próximo fin de semana, aseguran, será el termómetro para saber como está el bolsillo de vecinas y vecinos.
HyC

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