Este lunes, vecinos y vecinas de varios barrios porteños se declararon en estado de Emergencia Urbanística Ambiental y exigieron la modificación inmediata del Código Urbanístico. La medida fue tomada en consenso por la Interbarrial Buenos Aires, organización que nuclea hasta el momento las organizaciones de autoconvocados de 18 barrios

Como lo informáramos hace unas semanas, el conjunto de los 18 barrios porteños que reclaman medidas urgentes ante las nuevas construcciones en altura, se nuclea en la llamada Interbarrial Buenos Aires. La función de esta mesa de trabajo es articular acciones conjuntas ante el ejecutivo y el legislativo porteños.

Este lunes dieron a conocer un comunicado en el que señalan que “La mitad de los barrios porteños nos declaramos en estado de Emergencia Urbanística Ambiental y exigimos la modificación inmediata del Código Urbanístico. Las organizaciones vecinales que conformamos INTERBARRIAL BUENOS AIRES, denunciamos las consecuencias de la aplicación del Código Urbanístico, votado por la Legislatura porteña en 2018”

Acto seguido enumeran algunas de las consecuencias que vienen denunciando desde hace meses, razón por la que todas las semanas hay alguna actividad en nuestra Comuna para juntar firmas e informar a los vecinos. Dichas consecuencias son:
🌀 El aumento exponencial del volumen constructivo y las alturas y el avance sobre los pulmones de manzana, líneas de frente y retiro.
🌀 La proliferación desenfrenada de demoliciones y de construcciones que daña viviendas y afecta la identidad de los barrios y la calidad de vida de vecinos y vecinas.
🌀 La ausencia de regulación estatal que deriva en la saturación de servicios públicos como electricidad, gas, cloacas, pluviales, estacionamiento, establecimientos de salud, escuelas, etc.
🌀 El estallido de la explotación comercial y la saturación de usos del suelo.
🌀 El avance sobre los espacios verdes y la destrucción y pérdida del arbolado urbano necesarios para el medio ambiente, que disminuyen la ya insuficiente relación de m² verdes por habitante.

En el mismo comunicado conjunto de estos barrios de CABA opinan que “Los desarrollos inmobiliarios actuales no resuelven la crisis habitacional, sino que aumentan la cantidad de unidades ociosas. Se fomentan los alquileres temporarios, el blanqueo de capitales y la renta en dólares, sin políticas reales de acceso a la vivienda. La especulación inmobiliaria avanza de acuerdo a intereses unilaterales”.

Finalmente, el comunicado cierra exigiendo “la suspensión inmediata de otorgamiento de permisos de demolición, de certificados urbanísticos y el otorgamiento de permisos de obra nueva de más de 100m2 para construir edificios hasta revisar el CUr”.

No es sólo una cuestión de altura

El Código Urbanístico, aprobado en 2018 por la mayoría legislativa con la que cuenta el ejecutivo porteño, implica una modificación tanto en altura como en extensión de retiros de la vereda o de pulmón de manzana, como vienen denunciando en cada mesa de recolección de firmas vecinas y vecinos de la Comuna 11.

Pero además, incorpora otras modificaciones, tal como lo explica en diálogo con Hormigas y Cigarras Jessica Polonuer, vecina integrante del colectivo de autoconvocados Conciencia Urbana Comuna 11: “Habilita mixtura de usos y eso es que en calles donde no estaban permitidas algunas actividades comerciales, como restaurantes o bares o algunas cervecerías, que eso se abra y tenga más flexibilidad y sea permitido. Esto trajo un montón de perjuicios a los barrios.”

Julieta es integrante de la organización Amparo Ambiental Chacarita y estuvo presente el sábado pasado en una actividad realizada en la plaza Aristóbulo del Valle organizada por Conciencia Urbana Comuna 11. Julieta detalló las consecuencias de este cambio de uso: “Este Código Urbanístico nos está cambiando la calidad de vida y nos está angustiando seriamente. La cantidad de bares y restaurantes que vienen de la mano de la gentrificación. Palermo ya lo vive hace 20 años con una saturación del uso del suelo. Ahora hay bares y restarurantes, también a cielo abierto, servicios gastronómicos, en nuestro barrio, con el impacto que implica el movimiento hasta cualquier hora, el uso de las veredas, la falta de estacionamiento, la circulación de gente. Todo ese impacto de Palermo lo estamos viviendo también nosotros”

Arbolado

“Otro de los problemas es que se talan árboles centenarios, que eran esos árboles provenientes de esos jardincitos que estaban en las entradas o a veces en el interior de las casas, en la parte trasera y se transforma todo en cemento, lo cual disminuye la posibilidad de absorción del suelo, por lo que aumenta mucho más la posibilidad de inundación de la calle, cosa que ya ha sucedido y por otro lado aumenta la temperatura de la ciudad, en un mundo cada vez más caliente, ir en pos del desarrollo sería generar ciudades que pudieran ahorrar energía y generar espacios verdes que bajan drásticamente la temperatura en las ciudades”, así explicó Jessica la implicancia de la tala de árboles, ya no en los espacios públicos donde sería posible intervenir para evitarlo, sino puertas adentro de las casonas que no escapan a las demoliciones.

Vecinas y vecinos así organizados han tenido reuniones con funcionarios del gobierno actual, pero por ahora sólo ven multiplicarse los carteles de venta de propiedades en sus manzanas y demoliciones express, por más que reconozcan que el código puede ser “mejorado”. “Casa demolida y edificio construido, ya no tienen vuelta atrás - dijo Jessica y agrego - Por eso es que estamos muy movilizados y se formó la Interbarrial Buenos Aires, si la modificación del código llega el año que viene ya va a ser tarde”.

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