La primera escuela de agroecología urbana de Argentina cumplió un año

Se trata de La Margarita II y para llegar a ella hay que atravesar el estacionamiento de la Facultad de Medicina de la UBA. Carlos Briganti es quien la imaginó, la peleó y se encuentra al frente de este proyecto con proyección nacional que busca recuperar espacios considerados pasivos urbanos para la producción de alimentos libres de agrotóxicos y fertilizantes artificiales
En un costado del estacionamiento de la facultad de Medicina de la UBA, Azcuénaga 951, funciona desde 2018 un bar saludable y un poco más al fondo una huerta urbana, La Margarita II. Fue inaugurada hace un año y además de ocuparse de cultivar verduras saludables es la primera Escuela de Agroecología Urbana de Argentina.
Entre plantas ornamentales se encuentran en la tierra remolachas, albahacas, calabazas, todo cultivado sin fertilizantes artificiales ni venenos. Producción saludable en medio de la urbe. El entorno es también escenario de actividades vinculadas con la tierra y la soberanía alimentaria. El 13 de abril, por ejemplo, se presentó allí el Atlas de los sistemas alimentarios del Conosur, con una actividad que contó con la presencia de activistas por la soberanía alimentaria argentinos, uruguayos y Brasileños.

En ese entorno saludable, Carlos Briganti, fundador de esta escuela explicó el proyecto: “Estamos en la primera escuela de agroecología urbana de la república argentina, así como suena, Las margaritas 2”. Este uruguayo que pasa de los 60 años y que llegó al país a los 21 señala, no sin un dejo de orgullo por lo logrado, que “Estamos trabajando acá, en la universidad pública, con el bar saludable, produciendo kilos de alimentos sanos, seguros, saludables, sin ningún tipo de pesticidas, en pasivos ambientales. Algo que debería ser noticia a nivel nacional y no lo es porque no es sensacionalista, por lo que no tiene acceso a la prensa.”
El concepto de Pasivo Ambiental puede definirse como aquella situación ambiental en la que hemos intervenido como humanidad y generado un deterioro progresivo en el suelo, en el aire, en el ambiente en general. En esta definición entran prácticamente todos los espacios urbanizado de forma extrema, con la ciudad de Buenos Aires a la cabeza, y en particular, esos rincones céntricos asfixiados por el tránsito, el cemento y la polución.
“Aquí le enseñamos a ese 95% de la población de la república argentina que vive hacinada en las ciudades, quien es la UTT (Unión de Trabajadores de la Tierra), qué produce la UTT, como se producen alimentos sin pesticidas, a quien hay que comprarle. Nosotros trabajamos en eso, somos un eslabón importante de la concientización”, agregó Briganti.

Asegura que cuando una persona tiene una huerta cambia su visión del mundo y afirma que el solo hecho de tener una compostera en casa aporta a la sociedad reducir el impacto de los residuos a la mitad. Y asegura que los cambios no se quedan ahí, porque la sorpresa viene cuando se disfrutan de los primeros limones cultivados en la terraza.
La escuela tiene las puertas abiertas para quienes se quieran adentrar en estas técnicas: “Esta herramienta pedagógica que tenemos en una universidad pública que prepara los futuros médicos, mostrándoles qué es una acelga, una berenjena y una remolacha, qué diferencia hay entre un producto tratado con pesticida y uno tratado en forma natural, tiene las puertas abiertas para todos aquellos, aquellas que quieran iniciar el curso de huertera o huertero”. Para inscribirse, conectarse a través de las redes (https://www.facebook.com/elrecicladorurbano)
Artículos relacionados
Destacado
Entrevistas
Taller de guión de radio y podcast

Entrevistas
Clima
Staff












