Nuevamente este 30 de marzo, diversas organizaciones se encontraron en Luis Viale al 1200, en la puerta del local donde se produjo en 2006 el incendio en el que murieron seis personas. Exigen que ese sitio sea expropiado y puedan convertirlo en un espacio de memoria. La actividad se extendió entre las 12 y las 20 horas y contó con la presencia de artistas y cantantes y una impactante muestra fotográfica. El capítulo judicial se cerró con las condenas a los capataces en 2016 y la impunidad de los dueños de las marcas, el local, la mercadería, en 2019

El jueves, un conjunto de organizaciones acompañaron a la Comisión por la Memoria y Justicia de lxs obrerxs textiles de Luis Viale en la realización de un Festival por la memoria del incendio que se produjo en el local de Luis Viale 1269, en el que murieron seis personas. Hubo una radio abierta, músicos que acompañaron con su arte, un conjunto de danzas folclóricas y varias intervenciones fotográficas a las que sumaron las camisetas de niños con los nombres de los chicos fallecidos.

En 2016 se realizó el juicio a los capataces de los talleristas responsables del hacinamiento del local donde se produjo el incendio y a partir de ese momento, esta comisión se puso al frente del reclamo para que el local se expropiara y pudieran convertirlo en un espacio de memoria, junto a la propuesta de que el 30 de marzo sea declarado como un día para la memoria.

Lourdes Hidalgo, sobreviviente del incendio y referente de esta lucha, en diálogo con Hormigas y Cigarras explicó: “Llevar adelante esta lucha fue muy dura para nosotros, son 17 años en los que fuimos caminando y pidiendo apoyo. Hubo mucha discriminación racista hacia nosotras, muchos miraron para otro lado”. Luego reafirmó la exigencia de que este espacio sea de memoria y que “estas muertes no queden al olvido”.

El juicio y después

El juez instructor fue Alberto Baños y la fiscal a cargo de la investigación fue Betina Vota. Durante casi 10 años no encontraron razones para indagar a Daniel Alberto Fischberg y Jaime Geiler, los propietarios del local, la marca y la mercadería que allí se confeccionaba exclusivamente para ellos. La causa estuvo a punto de prescribir.

Muestra armada con imágenes obtenidas en la primera inspección ocular (2016)=

Los sobrevivientes, con el papá de Harry, Luis Fernando Rodríguez, sosteniendo la causa penal junto al colectivo Simbiosis Cultural, lograron llevar a juicio a los capataces, Juan Manuel Correa y Luis Sillerico Condori por “reducción a la servidumbre en concurso con estrago culposo seguido de muerte”. En 2016, el TOC 5 los condenó a 13 años de prisión y ordenó que la causa volviera al juez Baños para continuar la investigación sobre los propietarios.

Tres años después, en octubre de 2019, Baños sobreseyó a Fischberg y a Geiler, porque entendió, al igual que la fiscal Vota, que no había elementos probatorios de que los dueños conocieran la situación del taller. El acto siguiente fue devolverles la llave del local. “Pero por más que la justicia a los dueños los haya dejado libres, la condena social sigue, porque los responsables de estas muertes se llaman Jaime Abraham Geiler y Daniel Alberto Fischberg. No hubo justicia ni para las víctimas ni para los sobrevivientes”, señaló Hidalgo.

Sillerico y Correa gozan de libertad condicional, después de una prisión domiciliaria en la que se denunció que no tenían vigilancia ni tobillera. Los funcionarios del gobierno de la Ciudad encargados de inspeccionar un local habilitado en 2001 para cinco máquinas en el que habían 30 trabajando a la hora del incendio, nunca fueron cuestionados por la justicia. Jaime Geiler, falleció y sus bienes están en proceso sucesorio. El local luce intervenido por la mano de los sobrevivientes y las organizaciones que los acompañan.

Juana Vilca (25 años, embarazada), Wilfredo Quispe (15), Elías Carvajal (10), Rodrigo Carvajal (4), Luis Quispe (4) y Harry Rodríguez (3), fueron las víctimas fatales y hoy son la razón de la lucha por este espacio de memoria. “Me dan mucha fortaleza a mi – expresó Lourdes – así como el apoyo de todos. Muchas veces me caigo, pero igual vuelvo a levantarme. No voy a bajar los brazos”