La transformación en las escuelas porteñas incluye la imposición desde el 1° de setiembre de una jornada extendida en escuelas donde madres y padres habían elegido la jornada simple. Hay familias organizadas que continúan con medidas de resistencia. La modalidad de jornada extendida la impulsa también el Ministerio de Educación de la Nación y ya hay 19 provincias que adhirieron

Hacia fines del mes pasado, familias de 22 escuelas de la ciudad de Buenos Aires realizaron un abrazo simbólico a uno de los establecimientos escolares en repudio a la imposición de la jornada extendida en escuelas que en la actualidad tienen jornada simple. De hecho ya se viene implementando, pero en forma opcional. De esta manera, muchas chicas y chicos continúan asistiendo en el horario que les es habitual y sostienen las actividades de contraturno que han elegido.

Las familias que se oponen esgrimen varias razones, entre las que se encuentran la poca información sobre esos cambios, la inadecuada infraestructura edilicia de la mayoría de las escuelas o que son incompatibles con sus rutinas: «No estamos de acuerdo en extender la jornada simple a la completa porque la escuela no tiene la infraestructura necesaria, como un comedor y suficientes baños, y las aulas van a estar superpobladas», dijo a Télam la madre de un niño de sexto grado de la escuela 12 Gran Mariscal del Perú Ramón Castilla, en el distrito 9, donde realizaron el abrazo, y agregó: «expulsaría a niños y niñas con alguna discapacidad porque muchos no pueden sostener más cantidad de horas y dejarán de ser inclusivas las escuelas».

La coordinación de esta resistencia la realizan a través de grupos de whats app. Representantes de las familias aseguran que ya les informaron sobre sus decisiones a las autoridades del Ministerio de Educación porteño. Sobre cómo se enteraron de la obligatoriedad, otra mamá contó a Telam que «Decidí cambiarlo en septiembre a otra escuela de jornada simple y elegir en cuál, porque hace diez días nos mandaron una encuesta del Gobierno de la Ciudad donde se nos preguntaba si estábamos de acuerdo con la medida, que se implementará a partir del 1 de septiembre y luego se nos informó, que en caso de negativa los estudiantes serían reubicados en otra escuela».

La implementación de la jornada extendida se completará el año próximo. En ese sentido, también los y las docentes manifiestan preocupación, dado que el salario que perciben les obliga a salir corriendo de una escuela a otra. Por otra parte, la información que reciben no les parece clara y suficiente y les genera mucha incertidumbre sobre si conservarán sus puestos.

En tanto, fuentes del Ministerio de Educación porteño dijeron a Télam que «se está trabajando en el pase a jornada completa de una parte del 40% de establecimientos de nivel primario que son de 4 horas» y explicaron que el otro 60% ya tiene jornada extendida. Asimismo, señalaron que propusieron al Gobierno nacional transformar a jornada completa las escuelas que hoy son de modalidad simple pero plantearon que «la idea es ofrecer talleres optativos a contra turno este año e implementar la medida para el año próximo».

La posición de Nación

En junio, en la reunión del Consejo Federal de Educación, los representantes de todas las provincias aprobaron una resolución (426/22) por la que se comprometen a implementar las jornadas completas o extendidas en todas las escuelas primarias. Mientras tanto, veinte provincias del país firmaron convenios o están en proceso de hacerlo para extender a 25 horas semanales el horario escolar en el nivel primario, reconvertir las jornadas simples a completas o agregar más horas. Estos cambios se verán fuertemente marcados a partir de 2023.

Por su parte, el acuerdo tiene la contraparte del Gobierno Nacional de absorber el 80% del financiamiento y las provincias el 20% restante, dinero con el que deben hacer frente al mayor costo salarial de los docentes. Esto implica, a valores del día de hoy, alrededor de 18.000 millones de pesos de aporte de Nación.