Ayer, trabajadores, estudiantes y organizaciones del barrio y la Comuna 11 se congregaron frente a la Casa de Juventudes en Villa Devoto para reclamar la reapertura del centro educativo. Realizaron semaforazos recibidos con bocinazos de apoyo de vecinas y vecinos. Reclamaron la reincorporación de los despedidos y hay preocupación por el destino de la casona de Sánchez Picado que está dentro de las propiedades del Estado nacional

En la tarde de ayer, trabajadores y estudiantes de Casa de Juventudes de Villa Devoto convocaron a un abrazo a la institución con el objetivo de exigir su reapertura y la reincorporación de los y las empleadas. Acompañaron vecinas y vecinos, así como integrantes de algunas organizaciones del barrio. También se hicieron presentes el juntista Gastón Fernández y la juntista Malena Rotondo, ambos de la Comuna 11, así como Javier Velázquez, miembro del Consejo Consultivo.

En el lugar conversamos con Ezequiel quien fuera coordinador de la Casa de Juventudes hasta que asumiera la nueva gestión el 10 de diciembre pasado. “Estamos acá hoy reclamando por la reincorporación y la restitución de las políticas públicas y obviamente exigimos que no se cierre la Casa de Juventudes, en el marco de lo que es la disolución del Instituto Nacional de Juventudes (INJUVE), que dependía de Capital Humano”, explicó Ezequiel y agregó que trabajadores y trabajadoras nunca recibieron una explicación directa sobre sus futuros: “Un jueves a la noche recibimos un mail donde nos decían que prescindían de nuestros trabajos. Somos trabajadores que estamos desde hace más de diez años en la administración pública nacional, en mi caso hace más de doce, además con muchísima formación y calificación”. Hasta 2023, en la Casa de Juventudes trabajaba un equipo interdisciplinario de 18 trabajadores.

El desguace de este dispositivo comenzó desde el primer momento que asumió el gobierno de Javier Milei, porque los trabajadores nunca recibieron directivas sobre como o cuando comenzarían las inscripciones para el periodo 2024: “Lo que siempre se hace en un cambio de gestión es esperar que asuman nuevas autoridades para el rediseño de las políticas y los lineamientos generales, no solo para acá sino del organismo en términos generales. Lo que se fue generando fue un proceso de desgaste, particularmente en la Casa de Juventudes, a través del no nombramiento, pero además, de no pagar los servicios, dejarnos sin servicio de limpieza, sin servicio de internet. Fuimos nosotros los que asumimos las responsabilidades del cuidado de la institución, pero desde diciembre del año pasado no se hace ningún tipo de arreglo y el deterioro es evidente”, señaló Ezequiel.

Para cerrar, Ezequiel recordó que “Durante 2023 pasaron alrededor de 4.500 chicos y chicas que hicieron talleres vinculados a la cultura y a la formación de oficios, nuevas tecnologías, asesoramientos en materia de igualdad de género y diversidad, empleo. Trabajamos con más de 70 instituciones, muchas de la Comuna 11, pero también de la Comuna 15, de la Comuna 10 y del resto de la Ciudad de Buenos Aires”.

Por otra parte, la vieja casona de Sánchez Picado, donada para estar al servicio de los y las jóvenes, se encuentra en el área de la Agencia de Administración de Bienes del Estado (AABE), y el gobierno nacional ya ha comenzado a rematar bienes que posee en distintas provincias. 78 de esas propiedades se encuentran en CABA. Si bien la casona no está en el listado, el abandono al que es sometida desde hace casi un año pone en riesgo su futuro inmediato.

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