Creado poco después del brutal asesinato de la entonces concejal, el Instituto Marielle Franco trabaja incisivamente para mantener viva y activa la inspiración de nuevos caminos para la política institucional.

Creado por iniciativa de la familia de Marielle Franco después de su brutal asesinato, el Instituto Marielle Franco (IMF) trabaja activamente para crear condiciones para que cada vez más mujeres negras, periféricas y LGBTQIA+ puedan ocupar y permanecer en espacios políticos institucionales. A través de caminos y frentes que se conectan entre sí, nos movilizamos para mantener vivo el legado de la concejala que se convirtió en un símbolo global en la defensa de los derechos humanos y la posibilidad de ejercer otra política, alineada, de hecho, con los intereses de los más población vulnerable.

“Marielle nos dejó la posibilidad de pensar y hacer política de otra manera para que la política institucional comience a operar de otra manera y para que tengamos espacios más acogedores, donde, efectivamente, las mujeres negras, periféricas y LGBTQIA+ puedan estar de manera efectiva y segura. en estos espacios”, dice Lígia Batista, directora del FMI .

En entrevista para el sitio web FRL, en el sexto aniversario del crimen, donde la sociedad civil de todo el mundo espera respuestas, Ligia comparte las estrategias de trabajo del FMI para mantener viva, no sólo la memoria de Marielle Franco, sino sus valores. ​​e inspiración para mujeres y personas LGBTQIA+ que desean construir caminos nuevos (y democráticos) para la sociedad brasileña.

Fundación Rosa Luxemburgo/Christiane Gomes – ¿Cómo ha trabajado el Instituto Marielle Franco para mantener vivo el legado de Marielle, ampliar y fortalecer la inspiración de Marielle para otras personas, especialmente las mujeres negras?

Instituto Marielle Franco/Lígia Batista – A lo largo de los años, hemos trabajado con cuatro pilares que nos acompañan desde la creación del FMI. 

El primero es la continuidad de la lucha por la justicia , entendiendo cuán simbólicos son estos asesinatos, no sólo para las familias, sino para toda la sociedad brasileña. 

El segundo es la preservación de la memoria, porque, al mismo tiempo que Marielle sufría esta violencia brutal, asistimos a una ola de noticias falsas contra ella al día siguiente de su muerte. Entonces delineamos diferentes estrategias para rescatar y valorar su memoria, sus acciones y las de otras mujeres negras que dejaron y continúan haciendo contribuciones a la democracia brasileña.

El tercer pilar fundamental es la multiplicación de tu legado . Entendemos que Marielle nos dejó la posibilidad de pensar y hacer política de otra manera para que la política institucional comience a operar de otra manera, para que tengamos espacios más acogedores, donde, efectivamente, las mujeres negras, periféricas y LGBTQIA+ puedan ser efectivamente y seguro en estos espacios. 

Para lograrlo, es necesario combatir la violencia política y regar las semillas , lo que no es sólo producir herramientas que apunten la dirección del legado, sino que podamos seguir inspirando a nuevas generaciones de líderes negros a seguir ocupando este espacio y tomando decisiones como Mari Un día decidió hacerlo.

Por eso, este año decidimos combatir la violencia política como un hito importante, con la lucha por la justicia para Marielle y Anderson como pilar principal ; seguir produciendo reflexión y promoviendo la incidencia política; y monitorear, en la medida de lo posible, casos específicos de parlamentarias que sufren violencia, además de centrarse en fortalecer mecanismos de protección más efectivos. 

En este año electoral, también estamos movilizando una red de estrategas que pueden contribuir a las campañas electorales de las mujeres negras que estén alineadas con nuestro propósito y el legado que queremos que florezca y se vuelva cada vez más fuerte. Y también hay un profundo deseo de hacer despegar el proyecto del centro de memoria y ascendencia Marielle Franco, para que pueda ser un espacio de encuentro, lucha e intercambio para activistas de Brasil y América Latina.

FRL/CG – En este año de elecciones municipales en Brasil vivimos una dicotomía: alentamos y apoyamos las candidaturas de mujeres negras, al mismo tiempo, hay una violencia política creciente. ¿Cómo actúa el FMI en este contexto para alinear estos dos puntos?

IF/LB – Estas dos preguntas traen elementos importantes para reflexionar sobre nuestro propósito institucional de apoyar la producción de una transformación en la cultura política nacional. Desde el punto de vista de la disputa formal, hemos logrado incidir en la producción de nuevas reglas que faciliten el acceso de las mujeres negras, cis y trans, LGBTQIA+, de las favelas, a la política institucional, pensando incluso en el proceso político cotidiano. Hay mucho trabajo, pero algunas victorias fueron importantes y hay que celebrarlas, como, por ejemplo, todo el debate sobre el financiamiento de campañas, una lucha en la que muchos de nosotros estamos involucrados; la discusión sobre la calificación de los mecanismos de prevención y combate de la violencia política en el Estado brasileño. Y aquí hemos desarrollado un trabajo importante a través de encuentros, acciones de investigación e incidencia. Sin este cambio no podemos cambiar esta estructura de poder, porque una cosa es avanzar en la representación numérica, la fotografía del poder que trae Vilma Reis, la posibilidad de nuevas voces en estos espacios, pero creo que hay otros desafíos por delante, por ejemplo, la representación formal siempre está alineada con el avance de las cuestiones de género y raza. No sorprende que cuando movilizamos la agenda de Marielle Franco, no solo queramos ampliar nuestra presencia, sino ver un compromiso político con las agendas que defendemos. Otro desafío es la violencia. No tiene sentido aumentar el número, si la estructura de su vida cotidiana hace que estas personas se rindan, se enfermen y sean asesinadas, aunque sea de manera simbólica, haciéndonos imposible llevar a cabo la política que queremos. Estamos en esta línea de promover el cambio y eso es fundamental.

FRL/CG – ¿Y cómo han contribuido las operaciones internacionales del FMI a fortalecer las estrategias de acción del organismo dentro y fuera de Brasil?

FMI/LB – Este movimiento de internacionalización ha sido muy importante. Marielle siempre ha sido una persona plural, con muchas banderas de combate en su trabajo, tanto en el activismo como en la política institucional. Y esta pluralidad tiene mucho que ver con la forma en que las mujeres negras y racializadas, que divergen de los estándares, se organizan en todo el mundo. Si bien es necesario considerar las especificidades (por ejemplo, la forma en que las mujeres del sur global, como Brasil y Colombia, enfrentan sus desafíos específicos con respecto a las desigualdades raciales y de género es diferente a las que se encuentran en los países del norte y Europa). Pero es importante comprender las luchas más allá de estas fronteras. Existe una oportunidad de fortalecer esta unión internacional desde el punto de vista de que Marielle se ha convertido en un símbolo de lucha en diferentes partes del mundo. No es de extrañar que nos movilicemos para estar en espacios más allá de Brasil, porque ella rompió esta frontera como otras víctimas de este tipo de violencia no pudieron hacerlo. Esto se relaciona con las estructuras históricas de invisibilidad de personas como nosotras, las mujeres negras. Consideramos esta una gran oportunidad para romper esta barrera, no sólo por el caso de Marielle, sino también para poder llevar las luchas que vivimos cada día en Brasil a estos otros lugares y fortalecer nuestras estrategias de solidaridad internacional para que nuestras voces sean escuchadas. .. escuchado con aún más intensidad en este ámbito internacional. Y este ámbito nos permite incluso producir limitaciones para el Estado brasileño. Si bien actualmente vemos una apertura para la incidencia y mejora de algunas políticas públicas, aún quedan muchos desafíos. Producir la posibilidad de influencia política tiene que ver con mostrar nuestra fuerza colectiva y esto no se limita a las fronteras nacionales.

Brasil, por diversas razones históricas, tiende a estar muy aislado. La primera barrera está en el idioma. Por supuesto, hay experiencias históricas exitosas de cooperación e intercambio, pero todavía sufrimos el problema del idioma y la barrera económica, porque estar en estos foros internacionales es costoso, lo que también trae consigo la asimetría de poder. En algunos espacios vemos un papel muy destacado de voces provenientes de Estados Unidos y Europa. Por eso es importante, dentro de nuestras posibilidades, hacer este movimiento de crítica a esta lógica colonial de que no debemos considerar estas asimetrías incluso cuando estamos construyendo un movimiento internacional de mujeres negras. Es una oportunidad importante para plantear estos desafíos a nuestros compañeros e invitarlos a caminar con nosotros para que podamos superar estos obstáculos.

FRL/CG – ¿Y cuáles son las expectativas de las elecciones municipales de 2024, considerando el avance de la extrema derecha?

FMI/LB – Seguiremos trabajando, no sólo para fortalecer las candidaturas de las mujeres negras progresistas comprometidas con el legado de Marielle, sino para seguir generando limitaciones a las estructuras políticas brasileñas que tienen dificultades para responder a la violencia política racial y de género, como los partidos e incluso una sociedad que todavía no está imbuida de la noción de lo que esta violencia significa para la democracia brasileña. Por eso, las acciones del FMI en un año electoral son importantes en este ámbito de concienciación. Una vez más, serán unas elecciones desafiantes porque sabemos que no hemos superado el avance de la extrema derecha y aún enfrentamos muchos desafíos con el intento constante de estos grupos de ocupar espacios institucionales. Por lo tanto, sigue siendo esencial que nos organicemos y creemos estrategias no solo para nutrir a las mujeres negras, periféricas y LGBTQIA+ con el espíritu de ocupar espacios de poder, sino también para luchar para que se sientan cada vez más seguras al estar en esos lugares. No basta con llegar, sino permanecer y sostener nuestra presencia. Y sin combatir la violencia política, resulta poco ético alentar a la gente a ocupar este espacio.