Ayer, tras el tercer gol de Racing se desataron los festejos. El epicentro fue el Cilindro de Avellaneda y el Obelisco porteño, pero en este rincón de la ciudad, en Villa del Parque, la sede Norberto Perone se desbordó de alegría y familias completamente vestidas con los colores del campeón celebraron a lo grande

Ayer Racing logró un nuevo título internacional después de 36 años con un plantel entusiasmado por un entrenador-hincha que por momentos paseó su temperamento al lado de la línea de cal. Fue local en la Nueva Olla, así se conoce al estadio General Pablo Rojas en Asunción, con una sensación térmica de 40° y, como una paradoja, lejos del tradicional sufrimiento con el que obtiene sus títulos, porque dominó el encuentro desde el primer minuto.

Respecto de su gente y en particular de las 50.000 personas que viajaron hasta Asunción, el joven jugador uruguayo Gastón Martirena, en declaraciones a ESPN, sintetizó muy bien a esa multitud que llenó la Nueva Olla: “Esta gente está mal de la cabeza, mirá lo que es el estadio. Yo se que gente de esta hizo mucho sacrificio, dejaron cosas, vendieron cosas y vinieron. Hay gente en el Cilindro y la verdad les agradezco un montón”. Martirena convirtió el primer gol de Racing dos veces y abrió el camino al triunfo que se consolidó unos minutos después con el 2-0 de “Maravilla” Martínez.

Faltando un minuto Salas se perdió el tercero y 30 segundos después, Roger Martínez con aplomo manejó un contraataque y soltó en el momento exacto el latigazo cruzado que se convirtió en el tercer gol y en grito de felicidad que también se impregnó en el barrio. Hubo una avanzada inmediata, pero la mayoría de los y las que terminaron cortando completamente Nogoyá frente a la sede Norberto Perone se sumaron después de la entrega de la copa al Campeón de la Sudamericana 2024. Y sobretodo, después del show esperado de su entrenador, Gustavo Costas.

Fue variadísima la composición de los que llegaron hasta la sede, Rosa, tal vez más de 80, ayudada por su bastón y vistiendo una descolorida camiseta que hablaba de otros festejos saludaba con una sonrisa imponente a quien la mirara: “Valió la pena la espera”, sintetizó al paso de Hormigas y Cigarras. Otros llegaron con sus familias y sus pequeños o pequeñas en hombros, lugar que ellos mismos ocuparon 36 años atrás.

“Qué locura, no puedo más”, fue una de las frases más escuchadas de los cuarentones, mientras que para los más jóvenes, que se van acostumbrando a triunfos más frecuentes, todo fue pura alegría. Probablemente la nota mayor la dio un joven padre con sus bebes mellizos, uno en cada brazo, dormidos pero no ajenos a la vibra de la multitud. Una vez más, la sede Norberto Perone se pobló de hinchas y fue el lugar al que convergieron cientos de vecinas y vecinos para compartir la felicidad de ver a Racing nuevamente campeón.

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