En el Centro Cultural Kirchner se realizó el viernes un homenaje a Pedro y Pablo a 50 años del trabajo discográfico “Conesa”. Miguel Cantilo y Jorge Durietz fueron solistas excepcionales de la orquesta Juan de Dios Filiberto, acompañada por el Coro Nacional de Música Argentina. El Auditorio Nacional tuvo un lleno total, hasta la segunda bandeja y ambos músicos, de 72 años, manifestaron su emoción ante el homenaje

Pasadas las 20 horas los músicos de la orquesta Juan de Dios Filiberto comenzaron a tomar sus lugares en el escenario del Auditorio Nacional, en el Centro Cultural Kirchner y en la medida que se ocupaban las sillas, el aire comenzaba a llenarse de los típicos acordes sin hilo conductor de las afinaciones. Entre el público, compuesto sustancialmente por mayorcitos y mayorcitas, muchos se reconocían en la medida que ingresaban, de tal modo que los saludos saltaban de una fila a otra y más con mímica que a viva voz acordaban para encontrarse a la salida.

Cuando bajaron las luces todo fue silencio para el ingreso del músico Juan “Pollo” Raffo, responsable de los arreglos para la orquesta Juan de Dios Filiberto, de los temas del disco Conesa y que además presentó el trabajo con dinamismo y detalles de humor. A su cargo estuvo el relato de los orígenes de este trabajo musical que es considerado un disco de culto y que lleva el nombre de la calle del barrio de Belgrano donde está la casona en la que se gestó. Raffo fue también el responsable de darle vida al imponente órgano de la sala.

Todo listo, con el director Diego Censabella en su puesto, la obertura se lució con un enganchado, un compilado de tres temas del primer LP del dúo, “Yo vivo en esta ciudad”, compuesto dos años antes, en 1970. La obertura dejó para el final los acordes de La Marcha de la Bronca y el Coro Nacional de Música Argentina interpretó contagiando justamente eso, bronca.

Luego llegó el momento del ingreso de Miguel Cantilo y Jorge Durietz, Pedro y Pablo (*) en medio de una ovación prolongada de la obertura a sus personas. Durietz atisbó hacia el público, luego se dio vuelta y miró la orquesta y el coro y sus palabras iniciales sólo pudieron reflejar la emoción profunda del momento. Más adelante, al cierre del espectáculo dirá “Ya no me esperaba este regalo en mi vida”

Y se sucedieron los temas: Padre Francisco, Apremios ilegales, Blues del éxodo, Catalina, bahía que son parte del repertorio clásico de la música popular argentina. Y Cantilo se lució mostrando que conserva el amplio registro que lo caracterizó y la potencia de su voz. Y a sumar: Canción Del Ser-El Barco Pálido-Instrucciones-El Bolsón De Los Cerros, El Alba Del Estío. Algunos de los temas mostraron en sus letras una dolorosa vigencia en violaciones a los derechos humanos, como Padre Francisco o Apremios ilegales, junto a temas que preanunciaban el desastre ambiental actual. Como si no hubieran pasado 50 años.

El repertorio cerró con ovaciones y el público de pie obligando a salir a Cantilo y Durietz en tres oportunidades, munidos de sus guitarras y la armónica. Pero no hicieron ninguno de los dos temas que los nostálgicos les pedían: La marcha de la bronca y Yo vivo en esta ciudad. Antes de los agradecimientos, Durietz recordó que el próximo miércoles 14 se repite la función, pero para mañana ya no hay localidades, habrá que encontrar un lugar donde aplaudir de pie hasta que habiliten más funciones.

(*) - Al momento de grabar su primer simple en 1970, "Yo vivo en esta ciudad / Los caminos que no sigue nadie", Cantilo y Durietz aún no tenían bien decidido el nombre del dúo. La decisión la explicó Cantilo años después; «Si le poníamos Jorge y Miguel parecía nombre de coiffeurs; si le poníamos nuestros apellidos, no quedaba bien porque no se usaba. Había una onda de poner nombres históricos y entonces elegimos Pedro y Pablo, primero porque tenía que ver con la Biblia, después porque tenía que ver con un libro de moda en las librerías, y después porque tenía que ver con Pedro y Pablo Picapiedras.»

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