Silvia Federici, escritora, profesora y activista feminista, se sitúa en el movimiento autónomo dentro de la tradición marxista. Es autora de “Calibán y la bruja. Mujeres, cuerpo y acumulación originaria” y de “Revolución en punto cero. Trabajo doméstico, reproducción y luchas feministas En su paso por Buenos Aires , realizamos esta entrevista
Silvia Federici pertenece a un grupo de pensadoras que rechazan firmemente la idea de que patriarcado, trabajo doméstico y desigualdad de las mujeres se sitúen “fuera” del capitalismo. Federici plantea en que el trabajo doméstico de las mujeres es en realidad un conjunto complejo de actividades que contribuyen a la reproducción de la fuerza de trabajo para el capital, y de las cuales el capital se beneficia porque se trata de un trabajo no remunerado.
El primer tema que abordamos con Federici fue el capitalismo y la forma en que agregó control y violencia sobre la mujer: “aparecen muchos elementos de dominación sobre el cuerpo femenino. Uno de los primeros elementos de dominación es el control sobre la procreación, asociada a la destrucción, la criminalización, la demonización de todas las prácticas que las mujeres tenían antes del capitalismo para controlar su capacidad reproductiva. Sobre si fueron verdaderas formas de control o no, si fueron eficaces o no, hay un viejo libro en los Estados Unidos que ha estudiado e investigado las formas de control de la natalidad que las mujeres tenían antes. Una de las cosas que el capitalismo ha hecho, que la caza de brujas ha hecho, es que ha demonizado todos los esfuerzos que las mujeres tenían para controlar su reproductividad. Conectado a esto está la definición y el control de la sexualidad de las mujeres, la sexualidad de las mujeres con la caza de brujas se convierte también en algo del demonio, sobre todo cuando esta sexualidad no es experimentada, ni practicada con búsqueda de autonomía, de placer, sin consideración por ejemplo de la dimensión de clase de las relaciones sexuales. Entonces no solamente se demoniza, se destruye, se criminaliza ciertas prácticas, se construye a su vez un concepto diferente de lo que debe ser la sexualidad femenina, como que debe ser casi exclusivamente procreativa, casi exclusivamente matrimonial, siempre sometida a la voluntad y al control de los varones, del esposo, del Estado, por fuera de las cuales debe ser castigada. También con la caza de brujas aparece un elemento que me gustaría desarrollar más, se empieza a definir una problemática, la de la acción entre las mujeres y el dinero, el sueldo. Una característica emblemática de las acusaciones contra las brujas es esto de la relación con el diablo; el diablo da dinero a la mujer, que siempre lo llama cuando está empobrecida, cuando está desesperada porque no tiene nada, entonces el diablo le da dinero, pero el dinero se convierte en polvo”, expresó Federeci.
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