El Día Mundial de la Libertad de Prensa se vive en Argentina con récord de agresiones a periodistas

Hoy se celebra el Día Mundial de la Libertad de Prensa. En Argentina, FOPEA dio a conocer su monitoreo anual en el que registran en 2024, 179 casos de agresiones a periodistas, de los cuales 105 se produjeron en CABA. Los casos registrados aumentaron el 53% respecto al año anterior y un 103% en relación al 2022. El Poder Ejecutivo Nacional lidera las agresiones
El 3 de mayo fue proclamado como el Día Mundial de la Libertad de Prensa en 1993, por la Asamblea General de las Naciones Unidas, a instancias de la delegación africana en la Conferencia General de la UNESCO de ese mismo año. Desde hace 35 años se celebra para recordar la centralidad que tiene la libertad de prensa en el sostenimiento de la democracia.
Este año, la organización Periodistas sin Fronteras volvió a publicar el ranking de países en función del ejercicio de la prensa con libertad y resultó que Argentina descendió 47 posiciones en los últimos dos años, ocupando ahora el lugar 87. Esto no es sorpresa, dado que las agresiones verbales y físicas y las limitaciones al acceso a la información son moneda cotidiana.
El 29 de abril, el Foro de Periodistas Argentinos (FOPEA) distribuyó su informe anual, en este caso el correspondiente al año 2024. En sus 138 páginas presenta diversas opiniones que recoge en varias provincias resaltando el carácter federal del trabajo. En su última parte presenta uno por uno los casos.
El origen de la violencia está identificado según algunas categorías:
Grupos al margen de la ley – 4 casos
Paraestatal – 23 casos
Estatal – 121 casos
62 provinieron de poderes ejecutivos - 56 directamente del presidente de la nación – 5
casos de intendentes y 1 de un gobernador. Funcionarios del poder ejecutivo nacional - 28
casos. El resto son funcionarios municipales y provinciales.
Grupos no identificados – 9 casos
Violencia no estatal – 30 casos
El informe de FOPEA también detalla casos de violencia hacia periodistas desde la justicia, nacional y provincial y de fuerzas de seguridad.
CABA
Silvina Márquez es una de las periodistas afiliada a FOPEA que monitorea las denuncias en la Ciudad de Buenos Aires. En su informe aclara que “El año 2024 supuso un enorme desafío para la prensa en la Ciudad de Buenos Aires. Considerando que gran parte de los medios de comunicación que cubren temas políticos de alcance nacional están basados en CABA, es allí donde se produce una gran cantidad de ataques a periodistas de distintos medios. En especial, por parte del Gobierno nacional”.
Luego detalla: “Los agravios del presidente Javier Milei a través de la red social “X“ a periodistas que escriben o manifiestan asuntos que a él lo fastidian son muy frecuentes. A ello se suman las voces del aparato de propaganda del Gobierno, conformado por militantes (algunos ocupan cargos) y trolls que replican los agravios presidenciales o de su entorno íntimo, llegando incluso a incitar al despido o violencia contra los periodistas”.
En su informe la periodista hizo hincapié en las asignaciones como periodistas a youtubers o influencers cercanos al gobierno en las conferencias de prensa de Manuel Adorni o en diversos actos presidenciales.
“A una periodista profesional, acreditada desde hacía años en la Casa Rosada, le fue quitada la acreditación. Mientras, jóvenes desconocidos ocupaban los asientos de quienes sí cumplían su papel de periodistas. Se debe mencionar también que mientras el Gobierno limitaba el ingreso de periodistas al Congreso de la Nación en el inicio de sesiones de marzo de 2025, los militantes considerados como ̈periodistas” ingresaron con total libertad a todos los espacios del recinto”.
Gases, palos y balas de goma
En su capítulo sobre lo que ocurre en la Ciudad de Buenos Aires, la periodista mencionó también la violencia desatada contra reporteros y fotorreporteros que cubren marchas que se realizan en contra de algunas de las políticas del gobierno de Javier Milei y las fuerzas políticas que le dan apoyo.
“Otro aspecto que cercena la libertad de expresión es la violencia de la que son objeto periodistas, camarógrafos y fotorreporteros cuando cubren manifestaciones y marchas en Buenos Aires. Si bien se ha pedido a las autoridades nacionales que tengan en cuenta no rociar con gases lacrimógenos, disparar balas de goma o pegar palazos a los miembros de la prensa mientras realizan su cobertura, esto ha sido ignorado. La prueba más extrema es el disparo con un lanzagranadas al fotorreportero Pablo Grillo, que debido a la gravedad de sus heridas, que pudieron ser letales, fue operado varias veces y estuvo varios días en terapia intensiva desde el miércoles 12 de marzo, cuando cubría una marcha de jubilados”, señaló Márquez.
Si bien la agresión directa a Pablo Grillo no corresponde al monitoreo 2024 por haber ocurrido este año, es pertinente tenerlo presente. Pablo Grillo lucha por su vida y de acuerdo a lo informado por su padre en el día de ayer, aún se encuentra en terapia intensiva.
Agravios al conjunto de los y las periodistas
Este es un capítulo aparte del monitoreo 2024 en el que se hace referencia a los insultos y a las réplicas en redes sociales por parte de trolls y militantes de LLA, donde suman violencia. En el capítulo de CABA, la responsable del monitoreo explica que “Todos los agravios presidenciales son replicados con violencia por militantes y trolls. El presidente Milei acusa con frecuencia a los periodistas de mentirosos, corruptos, ensobrados, operadores, entre otros. Estas actitudes, desconcertantes en el funcionamiento adecuado en un país democrático, incitan a la autocensura, al miedo y, en ocasiones, al despido de periodistas”.
El presidente desprecia y deshumaniza al referirse a la prensa y a los y las periodistas en general. Algunos ejemplos son mandril, mandriles o soretes. Hay decenas de trabajos en el campo de la sociología, la antropología, la psicología social, entre otros en los que se refieren a la deshumanización discursiva como punta pie inicial a cualquiera de los genocidios conocidos hasta el presente, por lo que estos ataques revisten particular gravedad.
Ricardo Gil Lavedra es abogado, presidente del Colegio Público de la Abogacía de la Capital Federal y escribe uno de los capítulos del informe 2024. En él se refiere a los insultos desde el punto de vista legal.
“En los últimos tiempos, somos testigos de un nuevo fenómeno: la cotidianeidad de insultos, epítetos humillantes y agravios por parte del Presidente de la Nación destinados principalmente a periodistas, además de personalidades públicas o dirigentes políticos. Generalmente las descalificaciones son en respuesta a opiniones críticas sobre algún acto de gobierno y nombrando específicamente a quienes van dirigidas. Esta práctica ha abierto una controversia acerca de si el Presidente está ejerciendo legítimamente el derecho a la libre expresión o si, en realidad, la está cercenando”, explica Gil Lavedra.
Más adelante agrega: “Desacreditar a los medios de comunicación, en lugar de fomentar un debate democrático y constructivo, debilita las instituciones democráticas y socava la tolerancia democrática. A mi juicio, este tipo de manifestaciones exceden la protección constitucional a la expresión y al ser efectuadas desde el más alto cargo de la República, constituyen una censura por medios indirectos que restringen el libre flujo de ideas, aspecto central en una sociedad democrática. Lo que está vedado es el insulto, la afrenta, las expresiones ultrajantes”.
2025 no auspicia demasiados cambios. En los primeros meses del año ya se registraron 35 casos y la violencia verbal hacia periodistas, a la que se suma la prepotencia de algunos funcionarios, sólo crece.
Imágenes - FOPEA
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